martes, 5 de mayo de 2009

Sequía de valores

Mi tío Cheno (de Juan Nepomuceno), excombatiente de la Guerra del Chaco y prisionero por dos años en Bolivia, con quien aprendí el cultivo de tabaco, me hablaba siempre de José P. y Eusebio Ayala. El no tuvo mucha instrucción académica, más que la práctica para manejar el mortero, pero consideraba a aquellos dos estadistas como ejemplos de vida a ser imitados. El quería que alguna vez fuese como José P., a tal punto que cuando quedó ciego, cada vez que lo visitaba, le pasaba la mano sin decirle nada y al sentirme me decía: “nde piko José P.?”. Eso me incentivó a interesarme por la vida de aquellos políticos y a valorar aquellas personalidades dignas de ser referentes para la juventud.

Relato esto para llamar la atención sobre la tremenda sequía de referentes sociales que sufrimos actualmente en nuestro país en casi todas las áreas. Por ejemplo, en estos días, observamos con mucha decepción el caso de los abogados y jueces que concursaron para integrar las ternas para miembros de las cámara de Apelaciones en lo Penal, Civil y Electoral. No solamente la mayoría de ellos se aplazaron, sino muchos de los profesionales inscriptos optaron por no presentarse, por temor, al examen convocado por el Consejo de la Magistratura.

Es preocupante, porque si estos señores, algunos ya con la investidura de magistrados, no pueden superar una prueba de temas básicos en derecho, habitualmente utilizados en casos comunes que se dilucidan en los tribunales del país, cómo actuarán a la hora de impartir justicia.

Entonces es cuando uno se pregunta: ¿tienen estos abogados referentes motivadores, es decir, modelos de jueces probos, honestos, magistrados con mayúsculas, dignos de ser imitados?

¿Quién de los ministros de la Corte Suprema de Justicia, por ejemplo, podría ser un modelo para la magistratura? Veamos, ¿qué podrían inspirar a un abogado ministros como Víctor Núñez, Antonio Fretes o Sindulfo Blanco? O a aquel juez que pretenda llegar a una de las Cámara de Apelaciones, ¿querría verse reflejado en un Arnaldo Martínez Prieto (casos Wasmosy, González Macchi...), por ejemplo?

¿Puede acaso un ministro como Juan Manuel Morales servir de ejemplo para un abogado que pretende integrar la Justicia Electoral?

A eso hay que sumar la pobre formación académica de muchos abogados, como los diplomados en la principal facultad pública, donde tienen como decano a un ex ministro de la Corte destituido por mal desempeño. Algunos, incluso, con “orgullo” confiesan que le fueron suficientes algunas fotocopias para obtener sus títulos.

Esta realidad, por un lado, es decepcionante. Sin embargo, aunque los jóvenes no tengan muchos ejemplos en quienes inspirarse, con los concursos de méritos, y sobre todo si los resultados se respetan y si se les otorga el cargo a los más capaces, se puede abrir un escenario de oportunidades. Ojalá aprovechemos.

Fuente: abc digital 03/04/09

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