lunes, 15 de junio de 2009

Simulación en marcha

Por Adolfo Ferreiro

Una vez más, estamos embarcados en la simulación de procedimientos constitucionales, pésimamente diseñados, que no se compadecen de la realidad que regulan, para vivir la ilusión de una legalidad fantasiosa.

Ahora le toca el turno al proceso de selección, en el Consejo de la Magistratura, de una terna para cubrir la vacancia dejada por el Dr. Rafael Dendia en el Tribunal Superior de Justicia Electoral.

Está en marcha el concurso de méritos y aptitudes que pretende seleccionar según idoneidades medidas en calificaciones que nada dicen o declaraciones líricas en audiencias públicas que ni publicidad tienen, donde preguntas "de la ciudadanía", en realidad de algunos amigos y parientes entrenados para que el deponente se luzca, rebotan obviedad, instalándose la ficción de una "participación" espuria que está justificando que no funcionen los mecanismos genuinos de la participación por las vías de la representación democrática institucionalizada.

Peor aún, la simulación en etapa de show alimenta las ilusiones del público inculto, preparándolo para la decepción cuando la política imponga su inexorable realidad. Se promueve la falsa idea de que la integración del alto tribunal de lo político puede hacerse sin consideración de los sujetos que serán sus administrados y justiciados y sin ningún respeto por la naturaleza de su tarea y de los protagonistas afectados.

La ilusión adquiere dimensiones de delirio al suponerse que la terna que saldrá de las elucubraciones seleccionadoras del Consejo de la Magistratura será con tres luminarias clasificadas impolutamente respecto de los intereses de los partidos y dirigentes que verán sometidas sus causas y sus suertes a las decisiones del santón o santona que pase un filtro que para nada considera lo esencial para la política: su extracción partidaria y la manera que su incorporación al Tribunal afectará el equilibrio partidario, requisito primero de los órganos administrativos y jurisdiccionales en materia electoral.

Por eso, hay que entender lo que ocurre: el Consejo estaría procediendo a una comedia con final pactado para que entre los "ternados" esté el que será aceptado por el "tercer sector", es decir, oviedistas, fadulistas y otras menudencias, a quienes pertenece la vacancia para el equilibrio del Tribunal, o está avocado a una tarea esquizofrénica que podrá conducir al "empantanamiento" por desconsideración de la política, como el que tiene paralizado desde hace casi dos años el reemplazo del Dr. Rienzi en la Corte Suprema de Justicia.

Mientras tanto, todo sufre. La cultura cívica de la ciudadanía común es macerada a martillazos de falsedad conceptual y prédica de fantasía, alejándola cada vez más de la comprensión madura del funcionamiento de las instituciones de la democracia, la República y el Estado de Derecho. Se degrada la dignidad de los juristas que suben a la pasarela, sometiéndolos a algo parecido al recordado torneo televisado Bailando por un sueño.

Se obliga al sistema político a procedimientos sórdidos para que los intereses reales y legítimos se impongan al costo del desprestigio de la democracia, la administración y la justicia electoral. Se posterga indefinidamente la discusión seria de cómo superar los adefesios sobre la regulación de la política que pululan en la Constitución y que constituyen, como bien y lúcidamente lo señalara el profesor Juan Carlos Mendonça, en fundamental amenaza contra el constitucionalismo en nuestro país.

El pan y el circo no son buena educación ni alimento para la democracia, la República y el Estado de Derecho.

Fuente: Diario Ultima Hora

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