jueves, 16 de julio de 2009

Se debe volver a insistir en la renovación judicial

En octubre de 2007 llegó al Senado la terna de candidatos elaborada por el Consejo de la Magistratura para llenar la vacancia en la Corte Suprema por el retiro, por límite de edad, del ex ministro Wildo Rienzi. A casi dos años de su recepción, dicha terna no ha sido considerada por el Senado. Se está frente a una situación que hace a la integración plena del más alto tribunal judicial de la nación.

Al parecer, la desatención del Senado se debe a que ninguno de los tres candidatos le resulta interesante, ya sea desde el enfoque personal como el político, ya que los tres provendrían del Partido Colorado, y bien sabemos que tratándose de un cargo judicial el interés de los políticos supera a cualquier otra consideración. Por otro lado, en la campaña electoral para las elecciones del 20 de abril del año pasado, como candidato, Fernando Lugo habló repetidamente de que en caso de resultar electo iba a procurar varios cambios en la justicia, y otros políticos de relevancia en ese proceso coincidieron con él. Pese a tales compromisos electoralistas, nada se ha hecho en el sentido expresado.

Aparentemente, tras la elección de los actuales poderes Ejecutivo y Legislativo, el tema de los cambios en el Poder Judicial ha perdido interés en los ámbitos de la política nacional.El día 17 de octubre de 2007 llegó a la Cámara de Senadores la terna de candidatos elaborada por el Consejo de la Magistratura para llenar la vacancia creada en la Corte Suprema de Justicia por el retiro, por haber llegado al límite de edad, del ex ministro Wildo Rienzi.

Hasta el momento, sin embargo, ya cerca de los dos años de su recepción, dicha terna no ha sido considerada por el Senado. El cuerpo legislativo no tiene fijado un plazo para pronunciarse sobre la terna, pero es obvio que debe hacerlo dentro de un término prudencial. Se está frente a una situación que hace a la integración plena del más alto tribunal judicial de la nación y va de suyo que el mismo no puede quedar incompleto por tiempo desmesurado.

Curiosamente, tampoco ninguno de los tres candidatos al cargo vacante ha desistido de su candidatura pese a la obvia desconsideración –un verdadero rechazo apenas disimulado– de que es objeto en el Senado la terna en cuestión.

Al parecer, la desatención del Senado se debe a que ninguno de los tres candidatos le resulta interesante a ese cuerpo legislativo, ya sea desde el enfoque personal como –quizá más aún– el político, ya que los tres provendrían del Partido Colorado, y bien sabemos que tratándose de un cargo judicial el interés de los políticos supera a cualquier otra consideración.

Algo de esto ya se insinuó. Se dijo, por ejemplo, que frente a una terna del Consejo de la Magistratura, el Senado no tiene más alternativa que la de designar a uno de los candidatos propuestos, pues no tendría la posibilidad de rechazar a todos. Pero este argumento es discutible, pues no tiene un claro apoyo en el texto de la Constitución. Incluso puede recordarse que ya para la primera designación de ministros de la Corte Suprema efectuada bajo la Constitución de 1992 el Senado nombró a dos candidatos de unas mismas ternas, con lo cual de hecho vino a rechazar por completo a otras ternas. Es decir, no consideró que las ternas le fueran vinculantes.

El caso expresado no es el único problema que tiene actualmente el Consejo de la Magistratura. Ese cuerpo hasta ahora no se ha movido para llenar otra vacancia importante en la administración de justicia: la que dejó, por renuncia, el Dr. Rafael Dendia en el Tribunal Superior de Justicia Electoral.

A las deficiencias mencionadas se les suma otra más. En la campaña electoral con miras a las elecciones del 20 de abril del año pasado el Sr. Fernando Lugo, como candidato a la Presidencia de la República, habló repetidamente de que en caso de resultar electo iba a procurar al menos varios cambios en la integración tanto de la Corte Suprema como del Tribunal Superior de Justicia Electoral, y otros políticos de relevancia en ese proceso coincidieron con él. Pese a tales compromisos electoralistas, nada se ha hecho en el sentido expresado.

Aparentemente, tras la elección de los actuales poderes Ejecutivo y Legislativo, el tema de los cambios en el Poder Judicial ha perdido interés en los ámbitos de la política nacional. Y esto así pese a que ante la opinión pública en general, la administración de justicia continúa siendo vista como escasamente confiable.

Es de gran interés para la institucionalidad de la nación que los políticos actualmente en el poder, comenzando por el Presidente de la República, reverdezcan su intención de renovar a los ocupantes en los más altos cargos en la justicia, y que esta renovación se realice sin las apetencias políticas que todo lo pudre en nuestro país.

Fuente: Diario ABC Color

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