jueves, 6 de agosto de 2009

Sorteo de lugares en la Corte

Es notable como la mayoría de los parlamentarios se siente con mucha autoridad para cuestionar la inutilidad y la inacción del Ejecutivo o para exigir al Poder Judicial que evite que prescriban algunas causas judiciales, al mismo tiempo que ellos dejan de cumplir con una responsabilidad que tienen pendiente desde octubre del año 2007: que la Corte Suprema de Justicia funcione con los 9 miembros establecidos en la Constitución Nacional y no con 8, como actualmente.

El caso recuerda el periodo entre los años 1999-2003, cuando el Senado también funcionó, sin mayores escándalos, con un integrante menos del que marca nuestra Carta Magna.

Ojalá que no se vuelva costumbre, porque dentro de poco serían capaces de dejar vacante el Ejecutivo por tiempo indefinido y nadie se va a asombrar demasiado.

En los últimos días, algunos senadores han tenido alguna reacción. Incluso, el presidente del Senado, Miguel Carrizosa, prometió que “sí o sí” se tratará la vacancia en la Corte antes de fin de mes. Luego se escuchó la reacción auténticamente paraguaya del colorado Juan Darío Monges, diciendo “¿a qué viene tanto apuro ahora? Si ya esperamos dos años...”. Y la verdad que su postura tiene algo de lógica. Es más, tal vez sea conveniente que alguien presente un proyecto para cambiar la Constitución y que la Corte la integren ocho y no nueve, así los legisladores se sacan un problema de encima y se ocupan de temas más importantes...

Pero, la verdad es que los cargos en la Corte le interesan y mucho a los legisladores. Justamente, el enorme interés de los distintos sectores políticos es lo que ha impedido que puedan cumplir con su obligación constitucional.

Pocos lo admiten abiertamente, pero el sueño del ministro de la Corte propio desvela a la mayoría de los congresistas. ¿Por qué será? ¿Por la posibilidad de contar con una mano amiga que les salve de algún malvado juez que quiera conocer el origen de sus fortunas? ¿Para contar con el guiño favorable cuando quieran candidatarse a un cargo, aunque eso vaya en contra de la Constitución? Posiblemente por eso y por mucho más.

El tema puede obrar el milagro de que los colorados se unan, aunque sea por un rato y que los liberales dejen de tirotearse y hagan lo propio.

Como las ambiciones son grandes y los lugares pocos, posiblemente se declararán también vacantes los cargos de José Altamirano y César Garay Zuccolillo, “para poder negociar mejor”. Los liberales pretenden al menos un cupo más. Los oviedistas dos, o al menos uno y los colorados no desean perder ninguno de los que tienen.

Las cosas están difíciles. Tanto que los colorados hasta piensan hacer un sorteo entre dos de los tres candidatos (colorados) de la terna “para que nadie se enoje”. No es tan descabellado. Tal como están las cosas, se deberían sortear todos los cargos de la Corte. Quizás el azar sea más aconsejable que el “criterio político” de nuestros ilustres tribunos.

Fuente: Diario Abc color

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