martes, 2 de marzo de 2010

Doctor

“... poseer título universitario de Doctor en Derecho y gozar de notoria honorabilidad” establece la Constitución Nacional en su artículo Nº 258 como requisito para ser uno de los nueve miembros de la Corte Suprema de Justicia. Lo que he visto y oído esta semana, en las cinco jornadas de las audiencias públicas para aspirantes al cargo de ministro de la máxima instancia judicial, me dejó con varias interrogantes... ¿cómo llegaron a ser doctores?; ¿quién les otorgó semejante título?; ¿será que algunos lo compraron?; ¿cómo es posible que un ‘Doctor en Derecho’ no sea capaz de cerrar una oración coherente, se ponga nervioso ante una concurrencia de no más de 20 personas en el auditorio, y se coma como postre todas las ‘s’ de las palabras que pronuncia? Y la pregunta que me persiguió desde el lunes hasta ayer: ¡¿cómo es que no pueden contestar cuestiones tan elementales como: Señor, puede dar su opinión acerca de la independencia judicial en nuestro país?!


Quiero aclarar que hubo algunos letrados con exposiciones excelentes, pero que se note la palabra “algunos”. El presidente del Consejo de la Magistratura, Gustavo Mussi, percibió que cerca del 30% de los que se presentaron para el puesto vacante, no eran aptos. Le pido sinceridad, porque el común de los mortales que asistió en calidad de observadores cree en esta cifra, pero al revés, que menos del 30% son los potables.

La ciudadanía está podrida de autoridades mediocres y más hastiada aún de soportar un Poder Judicial deficiente. Si estos son los “doctores” postulantes al cargo de ministro, me pregunto ¿cuándo lograremos el sueño de una “justicia justa”, independiente y útil?


Fuente: ABC Color 26/02/2010

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