viernes, 13 de noviembre de 2009

La arbitraria y autoritaria actitud del presidente del CM mide la calidad de la democracia paraguaya

El 24 de agosto del corriente año se integró la terna de candidatos para completar la vacancia en el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) con Jorge Rolón Luna, Mirtha González y Modesto Monges. A casi tres meses, el presidente del Consejo de la Magistratura (CM), diputado Gustavo Mussi, aún no la remitió al Senado impidiendo, deliberadamente, que una institución como la Justicia Electoral funcione como debiera.

Los mandatos de la Constitución y la ley son claros. El Consejo de la Magistratura debe remitir las ternas al Senado. El diputado Mussi no puede negarse a cumplirla, porque obstruye el funcionamiento normal de una institución de rango constitucional.

Su excusa ya no tiene asidero. El argumento de una litis pendiente, por una supuesta nulidad del acta de elección, se rechazó. Una demanda incomprensible, sin asidero. Incluso en el caso nunca se dictó una medida cautelar judicial contra la terna.

La actitud de Mussi es incomprensible e irracional; y la calidad de la democracia se resiente con este tipo de comportamiento. Democracias y demócratas los hay de primera, segunda, tercera o cuarta categoría, como los municipios.

Las exigencias mínimas para reconocerse como demócratas son reivindicar elecciones competitivas y libres que permitan la rotación de élites en el poder, evitando una endémica conspiración o el atajo del golpe de Estado.

Pero la ciudadanía debe saber que un verdadero demócrata no se conforma jamás con una democracia solo electoral, ni acude a chicanas, oportunismos o "viveza criolla" para asegurar canonjías o privilegios para sus "amigos". Un auténtico demócrata no truca las leyes de juego, ni abusa del poder y del derecho.

La actitud de Mussi en el Consejo de la Magistratura debe ser atentamente observada al ser aleccionadora de cómo se podría comportar el general (SR) Lino César Oviedo si por azar de las lides electorales ocupara la presidencia de la República.

Este es un tema relevante porque en un partido tan disciplinado como el Unace es impensable que Mussi actúe con autonomía de los mandatos de su líder.

La parálisis de una institución trae a colación que en las frágiles repúblicas hay todavía un lado oscuro. No son democracias plenamente consolidadas, tampoco están erradicados en forma permanente el punto de no retorno e inflexión hacia los autoritarismos y totalitarismos.

En el Paraguay la historia de la democracia ha sido siempre corta, espasmódica e imperfecta. El estar alertas es un imperativo ciudadano porque puede estancarse, corromperse o retroceder al quedar prisionera de los grupos de interés.

Ante este riesgo para la democracia, la conducta del diputado Gustavo Mussi no es menor, amenaza el propio corazón de esta democracia, aún electoralista y de escaso nivel.

El peligro está allí, agazapado, y los responsables deben ser denunciados con coraje y firmeza, porque ninguna democracia en la región puede conjurar totalmente el riesgo de involución y exige centinelas.



Fuente: Diario Última Hora 13/11/2009

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