viernes, 23 de enero de 2009

Los políticos ratifican que no les importa la Justicia, sí la defensa de sus intereses

A los políticos en función de gobierno - en el Poder Ejecutivo, en el Parlamento o en los partidos políticos- no les importa el país. Es lo que han demostrado en el Senado, donde fueron convocados los legisladores para analizar la vacancia de la Corte Suprema. Los intereses particulares siguen primando sobre los de la República.

El antiguo mal de la política paraguaya de dar prioridad a lo irrelevante vinculado a apetencias personales o grupales, sigue vigente. Los conductores del país no piensan en términos de beneficios para el Paraguay, sino que persiguen aquello que creen que en el futuro les va a dar réditos para continuar en el poder.

La renovación de la Corte es un escenario en el cual los diversos actores intervinientes muestran su verdadera identidad. Con frecuencia, en el tradicional doble discurso, afirman ante la prensa una cosa que después, con los hechos, se encargan de desmentir.

Lo más verdadero de todo cuanto se ha visto en estos primeros cinco meses del nuevo Gobierno es que no hay deseo sincero de que exista una Justicia que satisfaga las aspiraciones de todos y cada uno de los ciudadanos. Lo real es que, al estilo de Nicanor Duarte Frutos - quien articuló una Corte favorable a sus pretensiones- , los políticos todavía están convencidos de que los ministros deben ser prisioneros de sus caprichos y no servidores de la nación, la que necesita con urgencia seguridad jurídica para avanzar.

El fracaso de la convocatoria de la Cámara Alta hecha a pedido del presidente de la República, Fernando Lugo, ratifica la incapacidad para negociar, el intento de manipulación de la realidad aduciendo razones muy poco creíbles que no disfrazan las reales intenciones y, en suma, la ausencia de consensos mínimos sobre puntos esenciales de la vida nacional.

En un panorama de incertidumbres donde todavía no hay un rumbo claro para un cambio positivo que saque al país de su atraso, que dé mayor calidad de vida a sus habitantes y establezca bases firmes para el desarrollo, estos capítulos de los intentos estériles son sumamente negativos. El impacto en el ánimo de las personas se refleja en la desesperanza que, de nuevo, gana terreno.

Con la decepción de ayer, donde ni siquiera los que tuvieron que haber estado en un consenso sin fisuras se pusieron totalmente de acuerdo, el mensaje que lee el ciudadano es que los políticos que hoy tienen el timón en las manos son inaptos para resolver las cuestiones cruciales del Paraguay. Si ni siquiera con respecto a un miembro de la Corte son capaces de actuar coordinada y armónicamente para alcanzar sus objetivos, la conclusión casi obvia es que menos lo serán para renovar la estratégica instancia de la administración judicial.

Los políticos tienen que entender que si hoy no muestran idoneidad para resolver como corresponde los asuntos que se les encomiendan por mandato constitucional, la ciudadanía terminará hartándose más de ellos. Y entre ellos mismos no faltarán los que reediten posturas mesiánicas que prometan salidas a la fuerza porque son inútiles para encontrar una llave por la vía democrática.


Fuente: Uh Digital 23/01/09


No hay comentarios: