lunes, 7 de diciembre de 2009

Vergonzoso proselitismo de abogados

Desde el vamos, aclaro tener varios serios cuestionamientos fundados en contra del Consejo de la Magistratura; sin embargo, hemos de convivir con el mismo, hasta tanto se nos ocurra suprimirlo o corregirlo en una futura Convención Nacional Constituyente. Mientras, ínterin subsista este nefasto órgano de examen y $elección de Ministros de la Corte Suprema de Justicia, Tribunales inferiores, jueces, agentes fiscales, etc.; hemos de convenir que este perjudicial instituto judicial, definitivamente contribuyó a convertir nuestros foros en mercados y nuestros palacios de justicia en MAUSOLEOS de la JUSTICIA, palaciegos sepulcros donde yace la justicia.

Mis atendibles desacuerdos con el Consejo de la Magistratura, y simultáneas sugerencias, son:

1º) Mal puede estar integrado solamente por profesionales abogados (convirtiéndose en jueces y partes), como si fuera que el servicio de justicia interesa exclusiva y excluyentemente a los mismos; al contrario, la buena administración de justicia es de interés general. Algunos somos profesionales del derecho, pero todos, absolutamente todos, somos hombres de derecho/s; todos de alguna u otra forma administramos justicia, siendo competencia de unos cuantos sí, la justicia contenciosa.

Con que los abogados elijan en elecciones abiertas a sus representantes, será suficiente, y ya no necesario elegir a otros abogados provenientes de las universidades y de los tres poderes del Estado. Bien podrían integrar también el Consejo de la Magistratura personas que representen a estamentos respetados, como representantes de la prensa, gremios de docentes, de las iglesias cristianas, de las cooperativas, etcétera.

2º) Mal puede hablarse de un Consejo de integración permanente y anticipado al proceso de selección. Bien podríamos instituir un Consejo ad hoc, para cada llamado de aspirantes a los correspondientes cargos de jueces, agentes fiscales, etc.; una vez iniciado el proceso respectivo, con las candidaturas a cuestas y las carpetas presentadas. De tal manera, que obviemos los cotidianos lobby (grupos de presión).

3º) Mal puede tenerse un solo Consejo de la Magistratura. A la par de un Consejo de la Magistratura Nacional, para los cargos nacionales, bien podríamos tener Consejos a nivel regional, sea conforme a circunscripciones, departamentos y municipios, respectivamente. Esto haría a una mayor descentralización y a una mejor representatividad. Estos flamantes consejos podrán protagonizar los gobernadores e intendentes así los representantes de sus correspondientes Juntas. Sueño que muy pronto también las asociaciones de vecinos puedan tejer redes, trabar confederaciones, e intervenir válidamente.

4º) El mal peor, a ser apuntado respecto a la figura en cuestión, es el grotesco derroche de dinero / la malversación económica y el vacío cívico del proselitismo de abogados en pro del instituto que nos ocupa. La onerosa campaña electoral hace desistir a muchos candidatos; tal es el caso que hoy día tenemos escasos candidatos. El proceso electoral de los abogados no tiene altura ni jerarquía cívica superior al de las seccionales, comités y distritales. Es peor inclusive, con el agravante que los abogados presuntamente representan a la clase pensante e intelectual.

Ojalá podamos urgentemente legislar sabiamente, a fin de por lo menos minimizar las varias distorsiones electorales, que restan legitimidad a nuestras autoridades y credibilidad en nuestros representantes.

Ojalá podamos encaminar procesos suficientemente públicos y controlados, con las accesibles modalidades de oposición e impugnación. A propósito de impugnación, podamos allanar los obstáculos que impidan la prosperidad de eventuales acciones de inconstitucionalidad, para casos en que puedan fehacientemente demostrarse la falta de probidad e idoneidad; o que el seleccionado, claramente tiene menos predicamento que sus competidores.

En definitivas, ni vale ir a votar, para no legitimar un proceso viciado. Espero que gane el candidato VB (voto blanco). A propósito, esa laguna legislativa de si gana el voto en blanco, debiera de revisarse, asignándole una consecuencia o implicancia jurídica electoral; como la de nuevo proceso, impidiendo que en lo sucesivo inmediato se candidaten los mismos.


Fuente: Diario ABC Color 05/12/2009

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