jueves, 17 de junio de 2010

Mitad de año, tiempo de negociaciones

La mitad del año suele ser tiempo de negociaciones políticas. Por el hecho de que se renuevan las mesas directivas de las cámaras legislativas, porque el presidente va al Congreso a dar su mensaje, por lo que sea. Este año es especial, porque cumplirá la mitad del mandato del Ejecutivo y seguramente debe estar considerando la necesidad de mostrar resultados concretos y evaluar la casi segura pérdida paulatina de poder, a medida que se acerca el 2013.

El Presidente ha demostrado hasta ahora cierta torpeza para hacer acuerdos: el primer año de su mandato le ha regalado a Unace el manejo del Poder Judicial, a través del Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados a cambio de una supuesta gobernabilidad que nunca se dio. Es posible que este grave error inicial haya inducido posteriormente a Lugo a no meterse demasiado en los pactos que se tejen a nivel parlamentario. Craso error, que le ha hecho perder tiempo y protagonismo.

El Ejecutivo ha decidido ahora meterse de lleno en las negociaciones, utilizando el poder de decisión que le otorga la Constitución para definir algunos cargos claves que están o van a quedar vacantes en las próximas semanas. Es posible que eso sea fruto del aprendizaje de dos años.

El principal problema del oficialismo fue hasta ahora su falta de visión para prever escenarios inmediatos y discriminar quiénes pueden ser aliados y quienes antagonistas. El resultado ha sido que se ha ganado enemigos innecesariamente. Los acuerdos que deja este año serán fundamentales para definir un rumbo.

Pero no solamente el Ejecutivo deberá evaluar cuidadosamente sus decisiones. También para los partidos políticos es un año clave: se vienen la renovación de sus autoridades y las elecciones municipales. Lo que resulte de esos acontecimientos tendrá una importancia superlativa para definir liderazgos y futuras candidaturas.

Una de las derivaciones de lo ocurrido el 20 de abril de 2008, con la caída del Partido Colorado del poder, fue que marcó además una gran renovación dirigencial en todos los partidos. Sus alcances y sus consecuencias se comenzarán a ver en estas elecciones internas de julio próximo, especialmente en la ANR y el PLRA.

Esta situación motiva también que ningún dirigente político esté muy seguro de cuáles son los pasos adecuados para llegar con mejores posibilidades a las próximas presidenciales.

Las negociaciones que se tejen en estos días y sus resultados darán seguramente una idea muy aproximada de quiénes se van fortaleciendo y quiénes ingresan en el ocaso de su carrera política.

Fuente: ABC Color 16/06/2010

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