lunes, 21 de junio de 2010

Reacomodo que golpea a Unace

Se viven días agitados en el ambiente político. El acercamiento del Presidente de la República a los partidos, abriendo la posibilidad de sentar las bases para un diálogo institucional, generó un giro drástico en las negociaciones que se estaban dando para la conformación de las mesas directivas de las Cámaras del Congreso y termina incorporando temas pendientes como la incorporación de Venezuela al Mercosur, las vacancias en la Corte, en Justicia Electoral, entre otros varios cargos.

Un primer efecto fue la conformación de una mayoría multipartidaria y en muchas ocasiones antagónicas que logró conformar el colorado Víctor Bogado para llegar a la presidencia de la Cámara de Diputados. Sectores como Patria Querida o la misma diputada Desirée Masi, críticos rabiosos de Bogado, terminaron votándolo, sumados a los liberales oficialistas.

Este acuerdo fue el primer paso que forzó el grupo liberal luguista para encaminar al Presidente de la República a acercarse a los partidos para hacerle comprender que era la única vía para armonizar y buscar cierto nivel de gobernabilidad.

La presidencia acordada para Bogado fue fruto de una larga negociación donde el Ejecutivo estuvo presente a través de los legisladores oficialistas. La dura interna liberal no daba espacio para que alguien del PLRA llegue a la presidencia de la Cámara. O se negociaba con los colorados o se daba la presidencia a Unace, esa era la disyuntiva del oficialismo. La experiencia de años anteriores con los oviedistas no fue buena y en esta ocasión de antemano ya se lanzaron amenazas de barrer con diputados liberales de comisiones estratégicas como la de presupuesto.

Ante ese panorama, con el Consejo de la Magistratura, manejado a placer por el diputado oviedista Gustavo Mussi, controlando la conformación judicial y el Jurado de Enjuiciamiento utilizado como garrote por el diputado José López, el margen de negociación del oficialismo se acotaba bastante. Bogado logró el respaldo de dos de los tres bloques liberales, acordó un manejo racional de la Cámara respetando a todos los grupos políticos por menores que estos sean y aceptó discutir los temas políticos en los que la Cámara decida. A eso sumó un punto esencial. La negociación en Diputados no estaría atada a la del Senado como ocurrió en años anteriores. Con ese ofrecimiento más la cesión de las dos vicepresidencias a los oficialistas se cerró el acuerdo. Después vinieron el golpe y el pase de factura colorados a Lino Oviedo que el año pasado humilló a la ANR creyendo que tenía todas consigo para quedarse con la presidencia del Senado. Los representantes del Jurado y del Consejo fueron removidos. Oviedo perdía el control del Poder Judicial y se abría el camino para renegociar las vacancias en la Corte Suprema y la Justicia Electoral. El grupo castiglionista quedó descolocado en toda esta negociación. Exigieron demasiado, tentaron a varios, pero se quedaron sin nada.

Ahora queda pendiente el arreglo en la Cámara de Senadores. La conformación de la Corte y la Justicia Electoral es uno de los temas que están en las negociaciones, pero el excluyente es la aprobación del acuerdo para que Venezuela forme parte del Mercosur. En los pasillos de la Cámara Alta corren versiones de que varios millones de dólares fueron ofrecidos. El senador Sixto Pereira, del novel Partido Tekojoja, es operador nato de Venezuela y en estos días está buscando desesperadamente respaldo para la incorporación. Incluso pactó un principio de acuerdo con el oviedismo y con Vanguardia Colorada para quedarse con la presidencia de la Cámara, pero finalmente las movidas en Diputados hicieron que la negociación cayera.

La incorporación de Venezuela es una cuestión delicada que implica un compromiso y un nivel de exposición que tiene un costo político demasiado alto. Los colorados, Patria Querida y Unace sentaron posiciones institucionales en contra. Revisar esa decisión tiene que tener una muy buena justificación; de lo contrario, la imagen de los partidos sufrirá demasiado.

Las afiebradas negociaciones, donde cada sector asegura tener votos y sumar a más de un bloque para llegar a la presidencia, siguen. En la tarde del jueves se anunció un acuerdo, pero finalmente la sesión quedó en la nada por falta de quórum. Algo similar ocurrió el viernes. Al igual que en la Cámara de Diputados, en el Senado el castiglionismo se alejó de los demás bloques colorados y juega su propio partido tratando de ganar más espacios. Sostener tozudamente la candidatura de Juan Darío Monges a pesar de la oposición de una amplia mayoría por ahora le impide tener votos. Los oviedistas están expectantes, al borde de quedar fuera de todo espacio de poder.

La negociación de la mesa directiva de las cámaras apenas es el inicio de un amplio reacomodo que se viene en los próximos meses mirando las municipales de noviembre y las presidenciales de 2013. Los colorados y liberales dieron un paso importante al acordar el control de los espacios de poder para cortarle el camino al crecimiento acelerado que vivía el oviedismo. Fue un duro golpe a Unace y un claro reposicionamiento de la ANR después de dos años de la derrota electoral.

Fuente: ABC Color 18/06/2010

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