lunes, 21 de junio de 2010

O jugador o réfere

El fogoso abogado en un momento echa pestes contra un candidato al Consejo de la Magistratura; otro día, propone a un amigo para el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. El mismo abogado, en otra sesión, cuestiona a un postulante y apoya a otro cuando se trata de la confirmación de posibles miembros de la Corte Suprema de Justicia. Al mismo tiempo, en Tribunales, presiona públicamente a un juez que no concede un recurso interpuesto por un cliente del abogado en cuestión. Algo está mal, muy mal, en la actuación de este parlamentario que al mismo tiempo es jugador en la cancha, réfere del partido e hincha en las gradas.

Una de las ventajas de no ser abogado y opinar sobre cuestiones jurídicas es que no se está prisionero de pesadas enciclopedias de normas, leyes, constituciones, tratados y frases en latín. La carencia de enclaustramiento en conceptos jurídicos permite al ciudadano corriente usar la lógica del sentido común que, como se sabe, es el menos común de los sentidos. Hay cosas que a simple vista lucen mal y que, aunque no sepamos exactamente por qué, deben de estar mal. Algo no encaja, como un mendigo harapiento que sube y conduce un lujoso auto último modelo.

Este sentido común nos dice que un parlamentario abogado no puede ser la autoridad que participa del proceso de nombramiento y de sanción a los jueces y, al mismo tiempo, sea un profesional litigante en un juicio particular. Resulta obvio que no se puede ser juez y parte al mismo tiempo. Por la mañana te ponés la camiseta de autoridad para nombrar a un juez y por la tarde te vestís de abogado querellante para exigir la toma de resoluciones a ese mismo juez que, si no accede a lo peticionado, mañana puede ser destituido por el mismo profesional litigante.

Aunque hay algunos precedentes, esto está pasando ahora con el diputado Oscar Tuma, quien actúa en Tribunales como abogado querellante en representación de Hortensia Morán en demanda de paternidad contra el presidente Fernando Lugo. Como la jueza encargada del caso no admitió la demanda de entrada, por cuestiones formales, Tuma de inmediato solicitó que la misma sea juzgada por el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, un órgano integrado también por un representante de la Cámara de Diputados.

Aquí es cuando conviene olvidarnos de discusiones jurídicas, de antecedentes, de jurisprudencia sentada, etc., y recurrir únicamente al sentido común. A todas luces, no es ético ni debería ser legalmente posible que un miembro de uno de los poderes del Estado que tiene representación en organismos que seleccionan y juzgan a los jueces ejerza la profesión de abogado mientras dure en el cargo. La incompatibilidad para ejercer en forma simultánea las funciones de legislador y de abogado litigante es evidente, aunque no exista una ley que específicamente establezca tal restricción.

La otra cara de la moneda: si la contraparte de Tuma cree que en el juicio el parlamentario incurrió en difamación, calumnia o algún delito, debe pedir al juez que solicite a la Cámara de Diputados que despoje de sus fueros al legislador. La petición será enterrada en un cajón y Tuma seguirá discurseando sobre la igualdad ante la ley.

ilde@abc.com.py

Fuente: ABC Color 19/06/2010

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