lunes, 17 de mayo de 2010

La política de los amigos en desmedro de las instituciones

Por Adolfino Aquino aaquino@uhora.com.py |

Paraguay es el país de los amigos, pero éstos deberían ser un poco más serios, sobre todo si son políticos. Es mucho pedir. Sin embargo, si queremos un país serio, la acción política debe dar un salto cualitativo en nuestro país.

Hay muchas instituciones que no funcionan correctamente, y, si la situación sigue de esa manera, no importa. Se subvierte el orden constitucional.

Los hechos demuestran que las diferencias entre los políticos son pocas y tanto oficialistas como opositores permiten que varias instituciones no funcionen con la integración total de sus autoridades.

Las instituciones funcionan a medida de los intereses de los amigos y no según prescribe la Constitución y las leyes. Citemos algunos ejemplos: vacancia producida en la Corte por la renuncia del doctor Wildo Rienzi. Hace casi tres años que no se elije el sustituto. Vacancia, en la misma institución, producida por la renuncia de José Altamirano, que se retiró por cumplimiento de mandato. El Consejo de la Magistratura no se apura para hacer la terna al respecto. Vacancia en el Tribunal Superior de Justicia Electoral. El Consejo ya hizo la terna y decidió no enviar al Senado.

Hace tiempo que venció el mandato del defensor del Pueblo y él sigue en el cargo.

El Consejo de la Magistratura protestó contra la Corte porque esta institución guarda las ternas desde hace más de dos años y no designa a los magistrados.

Las instituciones no se integran porque no hay seguridad de que quienes resulten nombrados respondan a los intereses actuales de los grupos políticos. La falta de capacidad de negociación política -ésta es fundamental en la democracia- lleva al Estado a funcionar con una débil institucionalidad.

El extinto constitucionalista, Justo José Prieto, hablaba de un proceso de desconstitucionalización, cuando se refería a la dictadura stronista que se apartaba paulatinamente de la Carta Magna.

Hoy, los ejemplos precedentes también constituyen un proceso de desconstitucionalización, en el contexto actual.

Los políticos deberían, por lo menos, cuidar las formas. La seriedad debería ser parte del marketing para los que quieren continuar en el poder o para quienes quieren conquistarlo. Ellos deben regularizar el funcionamiento de las instituciones según la Constitución.

Necesitamos ver diferencias. Si todos aceptan el desorden no habrá alternativas para un futuro mejor.

Fuente: Última Hora 16/05/2010

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